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Pastor Felix
Bendiciones, espero que todos se encuentren muy bien en este día; quiero compartir un poco de mi vida con ustedes. Nací en Milagro, Ecuador en los años 80 y viví allí con mis abuelos hasta la edad de 6 años. Desde que llegue a este país me convertí en un neoyorquino; por un tiempo viví en Brooklyn, N.Y. y después nos mudamos a Queens, N.Y. y no hace mucho después de casarme con mi hermosa esposa, nos mudamos para Long Island, N.Y. Recuerdo que desde muy temprana edad descubrí lo frio y cruel que puede ser este mundo, aprendí lo fácil y rápido que uno puede dejarse influenciar por malas compañías. Crecí con la mentalidad de que hacer lo malo era bueno y ser bueno era malo. Esta manera de pensar y actuar descarrilo los planes de Dios para mi vida por un tiempo. Por mucho tiempo encontré consuelo y apoyo en las cosas de la calle, mientras buscaba ese amor paternal y hermandad que no tenía en casa. Como las cosas de la calle no me llenaban por completo, pronto comencé a sumergirme en el alcohol y las fiestas pero al final de cada noche, las raíces de todo lo que llevaba en mi corazón salían a la superficie y jamás nada de lo que hacía me satisfacía. Nada me quitaba el dolor, luchaba conmigo mismo para no sentir más lo que llevaba en lo más profundo de mi alma pero no lograba superarlo. Aun cuando muchas cosas si salían como yo quería, no me sentía satisfecho. Vivía constantemente a la defensiva para evitar ser herido y esto solo causaba más problemas.
Para el 2006 mi vida ya había tenido vario giros y uno de ellos fue el conocer a mi hermosa esposa Deborah. Estoy convencido que cuando Dios la creo a ella pensó específicamente en mí; digo esto porque somos hecho el uno para el otro, nos complementamos en muchas maneras. Durante este mismo tiempo estaba trabajando para lograr una carrera en la industria de la música en el área de producción y trabajaba con varios amigos y artistas. Encontrar un buen balance entre mi vida personal y mi trabajo se volvió un poco problemático ya que ambas áreas de mi vida tenían muchas demandas y responsabilidades. Una vez más me veía enfrentado a tomar decisiones sin saber que camino escoger y cual sacrificar. En medio de esta lucha y sintiéndome ya agotado de sentirme siempre cansado; cansado de sentirme herido, engañado, y simplemente insatisfecho, Dios con su amor y misericordia extendió su mano hacia mí en esos momentos de desesperación y yo por fin estire la mía y me agarre de él.
En verdad me parece gracioso como Dios trabaja a veces; acepte la invitación de mi esposa para ir a un servicio de la iglesia y la verdad pensé que no era mala idea hacerlo…en realidad pensé, ¿qué tengo que perder? Solo tomó un servicio para que Dios tocara mi corazón y hablara a lo más profundo de mí ser. El me habló como alguien que te conoce toda la vida. Por primera vez en la vida pude experimentar ese amor de Padre que busque toda mi vida y que tanto necesitaba. No me tomó mucho tiempo el darme cuenta que la realidad era que Dios siempre estuvo conmigo y que él me conocía mucho mejor de lo que yo pensaba. Desde ese punto de mi vida me he dedicado a servirlo. Es una bendición muy grande el poder reconocer que soy hijo del Dios Altísimo y que maravilloso es poder experimentar en vida, cada una de sus promesas.
Hoy en día comparto mis experiencias y las lecciones aprendidas con los jóvenes de la iglesia junto con mi esposa y otro grupo de hombres y mujeres de Dios. Soy muy bendecido al también dirigir el salón de sonido de la iglesia para la Gloria de Dios y una vez más, me encuentro haciendo lo que me gusta al trabajar en producción musical y ayudando al ministerio de artes de la iglesia en lo que ellos necesiten. La más reciente bendición de Dios es que junto con mi esposa fuimos ordenados como Pastores de la iglesia y nos sentimos muy bendecidos al poder servir a todos aquellos que Dios ha puesto en nuestra vida enseñándoles a no cometer los mismos errores de nuestro pasado. No me canso de agradecerle a Dios por su infinita gracia a misericordia para con nosotros.
¡Que Dios los bendiga en el nombre de nuestro Señor y Salvador Jesucristo!
Pastor Felix
Pastora Deborah
¡Bendiciones del cielo para todos ustedes! Me da mucho gusto el tener esta oportunidad de compartir con ustedes un poco de mi vida y mi testimonio, ¡para la Gloria de Dios! Nací en el Bronx, New York; mi madre es ecuatoriana y mi padre es de La República Dominica. Crecí con mi madre y mis dos hermanas mayores. Mis padres se separaron cuando yo aún era muy pequeña y solo vi a mi padre algunas veces que me visitó. Durante mi infancia, vivimos en varios vecindarios peligrosos de Brooklyn y con esto también vino la pobreza, violencia, e inestabilidad; desafortunadamente con todo esto, también aprendí a tomar malas decisiones. Fue una niñez y adolescencia difícil y estas me dejaron con muchas cicatrices y un espíritu herido.
Mi madre creció siendo católica y por ende, nosotras también fuimos católicas por mucho tiempo. Yo recuerdo que ella siempre ha sido una mujer de mucha fe; ella fue la única entre todos sus hermanos que se crio en un convento en Ecuador desde muy pequeña. Ella creció bajo muchas doctrinas bien estrictas junto con las monjas hasta que cumplió 16 años de edad. Mi madre vivió en el convento por muchos años debido a que mi abuela no podía cuidarla ya que su situación económica era muy difícil. Debido a las cosas que mi madre vivió y también por nuestras propias circunstancias, a ninguna de nosotras nos gustaba ir a la iglesia. Si lo hacíamos era solamente religiosamente porque teníamos una mentalidad errónea al pensar que Dios nos castigaría de inmediato al no asistir a la misa. Mi concepto de Dios en el pasado era que él era un tirano, un Dios que solo buscaba nuestras fallas con el solo propósito de castigarnos. Recuerdo sentirme muy confundida por muchos años pensando, ¿quién en realidad es Dios? Tenía mucha curiosidad de entender esto, tal vez mi curiosidad se debía a que había escuchado dos versiones sobre Dios y en realidad no sabía cuál era la verdad. Muchas veces tuve encuentros con cristianos de diferentes denominaciones que siempre decían: “Dios es bueno” y “Jesús te ama”, pero yo seguía con mi mentalidad de que Dios era un Dios que solo castigaba. Mi manera de pensar durante esos años solo me alejaba más y más de Dios.
Yo vivía mi vida con mis propias fuerzas aun cuando ya fui una adulta; las cosas en mi vida no me estaban saliendo bien. Tenía mucho rencor en mi corazón, mucho resentimiento y rabia; estos sentimientos reinaron en mi corazón por muchos años causado por todas las cicatrices que las diferentes situaciones dejaron en mi vida. La verdad, me sentía maldecida, atrapada; todo lo que intentaba hacer me salía mal. Conocí al que ahora es mi esposo, Felix cuando tenía veinte algo y en ese momento de mi vida, por primera vez, me sentí muy afortunada. Aunque nuestra relación fue un poco desafiante, me sentía muy feliz pero debido a todas las heridas del pasado, muchas veces llegue a dudar que ese amor fuera verdadero. Siempre supe en mi corazón que mi esposo era una persona maravillosa y que Dios lo mando a mi vida con un gran propósito.
En el 2007 mi madre encontró una iglesia cristiana donde se sentía muy ameno y por fin, su búsqueda de Dios había dado fruto al encontrar ese Amor que tanto busco por tanto tiempo. Mi madre, conociendo todas mis situaciones difíciles, me invitó a que fuera con ella a la iglesia asegurándome que iba a ser de mi agrado. Yo solo sé que ya estaba cansada de sentirme cansada y acepte su invitación. Me pase todo el servicio llorando ya que el Señor toco mi corazón de una manera que solo él sabe hacer. La prédica fue como si la hubiesen preparado especialmente para mí y la alabanza era angelical para mis oídos y corazón. Mi esposo Felix (el cual era solo mi novio en ese entonces), se dio cuenta de mi feliz experiencia ese domingo y por esto, aceptó ir conmigo el próximo domingo. Recibí a Cristo en mi corazón desde ese día y comencé la mejor trayectoria de mi vida. A medida que mi relación con Dios crece me doy cuenta lo tan equivocada que vive por tanto tiempo. Por fin logre entender que Dios es un Dios de Amor y que siempre quiere bendecirnos. Desde el día que lo recibí en mi corazón mi proceso de sanidad interior comenzó y hoy, ¡camino felizmente a su lado! Hoy en día, mi esposo y yo servimos al único y verdadero Dios en nuestra iglesia New Beginnings Ministires, Inc. Juntos servimos a Dios en varios ministerios, desde manejar el equipo de sonido, preparar grabaciones, participar en el grupo de danza, hasta enseñar en la escuela dominical. Al finalizar el 2014 fuimos ordenados como Pastores de la iglesia y juntos, ¡caminamos hacia la meta que Dios no has trazado!
Pastora Deborah
Pastor Pablo
Que el Señor les bendiga, solo quería dejarles saber un poquito de mi vida. Me llamo Pablo Palacios y naci en el Ecuador, S.A. Desde muy temprana edad conocí del Señor y se puede decir que desde los cuatro años de edad, fui inculcado acerca de quién era Dios y de la vida cristiana. Pensaba que eso era suficiente para mí, el escuchar las predicas y asistir a las reuniones de la iglesia y así crecí con esa mentalidad. Así fue este sentir hasta llegar a mi adolescencia cuando se despertó una curiosidad de saber cómo era la vida afuera de la iglesia y decidí alejarme y empezar a vivir apartado de toda relación con Dios. Me mantuve como cinco años experimentando la vida sin Dios en los cuales empecé a involucrarme con los vicios e influencias y música mala, conocí a personas que practicaban ocultismo y estas fueron mis influencias durante ese lapso de tiempo. Gracias a Dios que El tubo misericordia de mí y me saco de ese mundo de perdición el cual no le aconsejo a nadie porque fue lo peor que pude haber hecho con mi vida, alejándome de Dios.
Hace como cuatro años atrás en una vigilia el cual me invitaron mi hermano y cuñada Roberto y Laura Palacios, ahora Pastores en Ministerio Nuevo Principio. Yo sentí Dios llamándome nuevamente a su servicio y a este rebano y después de consultar con Dios y con mi esposa tomamos la decisión de integrarnos a esta familia de la fe. Ahora puedo decir con toda certeza que soy una persona muy bendecida y las experiencias de la vida solo me han acercado más a Dios y junto con mi amada esposa y mis dos hijas pequeñas estamos sirviendo con gozo en la casa de Dios.
Con gozo en mi alma ahora le sirvo a mi Señor como sacerdote en la música (tocando el teclado y guitara y haciendo grabaciones) y mi esposa liderando el grupo de danza y recientemente yo siendo ordenado como Pastor en esta grey (NBMI). Le servimos fielmente y con gozo al Dios Todopoderoso junto a nuestra hermosa familia en la fe.
Con su amor y en su servicio,
Pastor Pablo
Anciano Pooran
Permítame compartirles un poco de mí, de crecer hindú, a casarme con una mujer Musulmana hasta después convertirme en cristiano. Estas son unas de las transformaciones por las cuales he pasado y que sigo experimentando en mí caminar con Cristo. Recibí a Jesús en mi vida después de un accidente en donde desafortunadamente rompí mi pie y esa tarde un amigo oro por mí ya que tendría que ser operado al día siguiente. Esa misma noche sentí la presencia de Dios por primera vez, sentí como si alguien físicamente estaba sanando mi pie. Después de darme de alta del hospital, me dijeron que no podría regresar a trabajar por un año y que debería ver a un especialista. Mi segunda visita con el médico, (que es Judío) fue maravillosa. Después de abrir mi yeso, el médico me pregunto “ que le estás haciendo a tu pie?” Yo le respondí “nada, Jesús me está sanando”, el me pregunto “Tú crees que Dios te esta sanando? ’ Le respondí que si y me dijo: “El está haciendo un buen trabajo ya que estas listo para regresar al trabajo!”. En solo cuatro meses pude regresar a trabajar.
Continué asistiendo a la iglesia cada domingo, dando mis diezmos, calentando mi asiento y caminando a medias con Dios. No hubo crecimiento y después de cuatro años, un gran desastre llego a mi vida, tener que vivir un divorcio. Fui juzgado por pastores, mi familia y visto como basura por muchos, hasta llegar al punto que me pidieron que no regrese a ciertas iglesias. Fui de iglesia en iglesia buscando de Dios, pase muchas noches llorando con mucho dolor al no saber cómo encontrar la presencia de Dios. Una mañana sentí la mano de Dios tocando mi corazón y quitando el dolor y llanto. Sentí una gran paz dentro de mí y compartí esta experiencia con Pastor Joell Pérez, no sabiendo que dos semanas después el tendría que sembrar una nueva iglesia: Nuevo Principios. Recuerdo decir: “Dios, yo no hablo Español”, pero Dios and su infinita gracia sabe el final de todos los principios!
Hoy, cuatro años después, soy bendecido de estar en rodeado de gente con verdadero amor, un pastor y su familia que me quieren mucho y hermanos y hermanas en Cristo que representan ese amor. Hay un gran derrame de amor en nuestra iglesia que es difícil de explicarlo, tendrías que experimentarlo tú mismo. Dios me ha bendecido de ujier principal hasta llegar a ser Anciano junto con mis pastores y hermanos. He experimentado tantas cosas maravillosas en mi vida espiritual y le doy gracias a Dios todos los días por donde estoy hoy. He visto milagros en mi familia de incrédulos, mi hermana fue sanada de cáncer y mucho más. Este tipo de amor se llama “amor Ágape” (amor incondicional). Sinceramente nos queremos mucho en el amor del Señor.
Mientras continuo mi caminar con la iglesia Nuevos Principios, yo se que Dios continuara transformándome en lo que El desea y quiere de mi. Solo sé que si no hubiese obedecido la voz de Dios en mi vida no estaría donde estoy en mí caminar con Dios.
Jeremías 3:15 "Les daré *pastores que cumplan mi voluntad, para que los guíen con sabiduría y entendimiento.”
En Su Servicio,
Anciano Pooran
Anciana Judy
Hola. Me gustaría compartir un poco de lo que el Señor ha hecho en mi vida.
Crecí en una religión denominacional donde no me ensañaron que era tener una relación con Dios; no entendía que era en realidad eso. Sin embargo, desde niña aprendí en la clase de religión que Dios me amaba; Jesús me amaba. Esas palabras eran dulces a mis oídos. Es muy difícil para mí explicarles la felicidad que sentí cuando escuche que Dios me amaba. Desafortunadamente esa felicidad no duro largo tiempo; la semilla que fue plantada en mi corazón estuvo dormida por muchísimo tiempo. A pesar de los desafíos de crecer en un hogar alcohólico y disfuncional y de tener muchas heridas causadas por el rechazo, había una pequeña voz en mí que me recordada que era amada y que todo estaría bien. El Señor continúo protegiéndome y buscándome siempre. Él puso a varios cristianos en mi camino durante mi adolescencia y a medida que me convertía en una joven adulta también pero yo inconscientemente, continuaba rechazando el tener una relación con Dios o vivir una vida cristiana.
Llegué a un punto de mi vida donde ya no podía más y le pedí a Jesús que entrara en mi corazón. Estaba en mis veintes, divorciada con dos niños y el tercero, ya pronto iba a nacer. Al principio pensé que todos mis problemas desaparecerían. Tenía la percepción equivocada de que al entregarle mi vida a Dios, el de inmediato arreglaría todo y al fin yo podría vivir el “fueron felices para siempre”. Como en realidad no entendí desde el principio que todo lo que yo necesitaba lo encontraría en Dios – (mi paz, mi gozo, mis fuerzas, mi vida) mi enfoque no estaba donde debió haber estado y la verdad es que me desilusioné de Dios. Esa desilusión causó mucha amargura en mí aunque no quise admitirlo en ese momento. Por muchos años, vive mi vida de cristiana aparentando estar bien por fuera, tenía victorias en ciertas áreas de mi vida pero por dentro me sentía como un fracaso. Las heridas y rechazos de mi niñez me seguían persiguiendo; no importaba lo exitosa que lograba ser en ciertas áreas, el sentimiento de insuficiencia, temor y fracaso seguían por debajo de la superficie. Esto afectó toda área de mi vida incluyendo en el ministerio. Vivía para complacer al “hombre” y luchaba para lograr obtener un nivel de perfección que me hiciera sentir aceptada; deseaba sentir paz. Sobra decirles que lo que yo estaba tratando de hacer con mis fuerzas era imposible. Yo no podía sanarme yo sola; solo Dios podría afirmarme. Cuando pude reconocer y aceptar esto, el Señor inicio mi proceso de sanidad. Hoy en día, mi seguridad la encuentro solo en quien soy en Dios. Soy libre para adorarlo y con él puedo lograr todos sus propósitos.
Durante los últimos años he servido en varios ministerios. Fui líder en un ministerio de niños donde ensañaba a niños de 3 a 5 años de edad. También he trabajado en ministerios de damas donde he dirigido la alabanza y he ensañado varios talleres sobre la autoestima, la adoración, ser madre soltera, entre muchos otros. He supervisado grupos ministeriales en casas donde he sido maestra y dirigido la alabanza también. En el 2008 (antes del terremoto) fui parte de un viaje misionero a Haití. El deseo de mi corazón es que Dios me siga usando como él quiera, para darle a él la Gloria y el Honor que él se merece.
Me siento muy bendecida y muy agradecida con Dios por habernos enviado a mi esposo ya mí a la Iglesia Nuevo Principio. En este ministerio el amor es abundante y para mí es un honor ser parte de esta iglesia.
Que el Señor los continúe bendiciendo grandemente,
Anciana Judy Pechulis-Garcia
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